Estas nuevas condiciones se aplican
también al material comprado anteriormente (es decir, con otras condiciones de
devolución), al material que llega dos veces la misma semana, al material no
pedido en esas cantidades a la distribuidora o directamente no pedido y, por
último y quizás más importante, al material que aparece en packs a mitad (o
menos) de su precio original.
La omnipresente crisis y las
devoluciones masivas que hacen peligrar la estabilidad de las editoriales y de
la propia distribuidora son los argumentos que parecen legitimizar esta acción
que se está aplicando sin haber sido consensuada.
Desde SD se nos comunica que esta
medida va a ser transitoria y que tomará las medidas necesarias para que las
devoluciones sean abonadas en su debido tiempo. Que en breve habrá un sistema
más fluido y que se dará solución a nuestras demandas.
Confiamos en su palabra, pero la
traducción real es que ese tiempo se transforma para nosotros en una realidad
de meses con un material pendiente de abono y paseándose por la geografía de
nuestro país, con la consiguiente pérdida de trabajo y dinero que eso
supone.
Se une esto a otro fenómeno que
desde nuestro punto de vista es un mal parche para una gran rotura; los packs,
o saldos encubiertos, con los que algunos editores recuperan liquidez, aún a
costa de perder lectores y compradores por el camino, consiguiendo también
romper el buen trabajo de selección y fondo que muchos libreros realizan en sus
establecimientos como señal diferenciadora.
El saldo, ya sea declarado o
encubierto en forma de packs, de forma puntual, siempre ha existido y las
fórmulas para realizarlo, con una llamada a devolución previa, siempre han
tenido nuestra aceptación. Pero que este saldo pase de ser un hecho puntual y
excepcional a ser algo rutinario creemos que no es bueno a largo plazo. Los
compradores empiezan a ver que el material que hoy compran a un precio, mañana
estará a mitad de precio. Y lo que es peor, dejan de comprar otro material que
no está en los planes del editor saldar, por la misma razón, generando una
dinámica de difícil sostenibilidad.
Este comunicado tiene más la
intención de reflexión en voz alta que de queja formal, aunque algo de esto
último también hay. Nos gustaría hacer ver que nosotros también tenemos
nuestros problemas y que si editores y distribuidoras lo están pasando mal,
nosotros no lo estamos pasando mejor.
Nos quejamos de que a los libreros nunca se nos escucha y se toman decisiones
sin previa consulta y sin tener en cuenta nuestras necesidades. Sería deseable
que antes de tomar medidas de manera unilateral estas fueran consensuadas con
los afectados. Si en lugar de enfrentarnos a una política de hechos consumados
nuestra opinión hubiese sido tenida en cuenta, estamos seguros de que se podría
haber encontrado una solución similar pero ciertamente menos lesiva para los
libreros.
Esperamos que en el futuro más
inmediato el tema de las devoluciones sea algo totalmente olvidado y que, de
aquí en adelante, la opinión y parecer de los libreros tenga peso en la toma de
decisiones que nos afectan a todos.
Un saludo,
Ferran Velasco Chapinal